El fútbol es un deporte en el que
se juega once contra once, y al final decide Messi. Ni ha habido ni creo que
haya jamás nadie que se le aproxime. Su exhibición en el Bernabéu este 23 de
Abril de 2017, en plena depre post-parto de Turín, queda, una vez más, para la
historia. Es una suerte de grito al mundo para dejar claro que Messi está por
encima de manipulaciones, sobornos, mentiras, cacicadas mafiosas, operaciones
de marketing, y cualquier otro tipo de artimaña que le haya robado o le vaya a
robar cualquier tipo de trofeo al talento. Porque el talento es él. Da lo mismo
que organicen prórrogas ilegales tras repescas, o que hagan trampa en los
recuentos, compren votos, o desplieguen a sus sicarios mediáticos hasta convertir las tertulias en puticlubs. Nos da igual que le compren
otros 14 balones de oro a Chiquito de Madeira, más chiquito que nunca ante el
futbolista más gigante de la historia. Da lo mismo. Porque Bethoven no compite
con un pianista de café. Y Velázquez no comparte lienzo con un estucador, ni
Cervantes moja la pluma en el mismo tintero que cualquier panfletista.
Zanjado algo tan obvio, hemos
visto un clásico alocado y espectacular por la cantidad de ocasiones en ambas
áreas. Y eso se ha dado por las carencias defensivas de un Barça que, además,
estaba en plena depre post-parto tras caer ante la Juve. Pero que nadie se
engañe. Ha vuelto a demostrarse que, con Iniesta, Busquets y Messi en
condiciones, toda esa supuesta súper plantilla que nos presentan como el no va
más a base de repetirlo, es absolutamente incapaz de dominar el medio campo, la
posesión, y el tempo del partido. Por eso le dominan tantos equipos en muchas
fases de partidos. Sólo la nefasta dirección deportiva de un club grande ¡sin
lateral derecho!, la escasa aportación de un jugadorazo como Suárez, negado
desde hace semanas, y por supuesto la inestimable ayuda del árbitro al no
expulsar a Marcelo y Casemiro ya en la primera parte, han permitido a este
"equipo bluff" no recibir otro varapalo histórico ante sus hinchas.
Sólo Asensio es una esperanza de futuro para una afición que no disfruta de un crack
de verdad desde Ronaldo el bueno, y eso que le sobraban 10 kilos y dos operaciones.