Para una tesis doctoral que
pretendiera demostrar la manipulación absoluta de la opinión, el madridismo
preponderante sería el mejor nicho donde buscar pruebas irrefutables. Y no es
que yo crea que la masa merengue es diferente a otros rebaños de cerebritos al
pil pil, sean del Barça o del Atlético Beijing. Lo que pasa es que el Real
tiene unas características únicas desde hace 60 años, y eso pasa factura
deportiva, ética... y estética.
Estamos ante un club que, tras
medio siglo de irrelevancia absoluta, trincó a Di Stéfano y configuró el que
dicen era el mejor equipo de su época, cosa que yo no tengo por qué dudar pues
soy mayor, pero no tanto. Aquello supuso un seísmo social sin precedentes, pues
las instituciones, los medios, y el público en general, se subieron con toda
lógica al tren de un equipo que destacaba en todo el mundo cuando España era
tan prescindible en el concierto internacional como Mauritania en la
fabricación de paraguas. Pero sea por la admiración a un mandurrutón como
Bernabéu, por el tropel de políticos y periodistas de cámara que aquel lustro
de títulos generó, o por la cantidad ingente de aficionados adscritos al
"ganar como sea", como religión de trasmisión hereditaria, lo que
realmente ha quedado sellado a sangre y fuego en buena parte del colectivo
merengue es un mix de prepotencia, chulería y mal gusto que a muchos nos tiene
hasta los huevos, con perdón.
El trinque de Ligas en los 70 y
los 80 fue obsceno, y la vulgaridad en el juego, insultante, porque a pesar de
la mediocridad, ellos seguían pseudollenando vitrinas de trofeos nacionales. Y
todo ello derivó en pura adoración a De Felipes y Benitos entonces, y a Pepes,
Arbeloas o Ramos ahora, carniceritos de blanco con licencia para segar.
Alabaron lo más soez del deporte en tiparracos como Mourinho, y virtualizaron
cracks donde no hay demasiado talento que rascar. Quizás todo ese
"presumir de no se sabe qué" sea un mecanismo psicológico de
autodefensa para disimular el complejo que a cualquier persona normal le
provocaría tener que idolatrar a Raúles y Cristianos, cuando en la acera de
enfrente te pintan la cara periódicamente a base de Cruyffs, Maradonas, Romarios,
Ronaldinhos o Messis. ¿Qué dirán Johann, Platini o Van Basten viendo que este
tío tiene 3 balones de oro como ellos? ¿Y cómo coño se puede mantener en pie
esa farsa si no es con propaganda y trampas?... Pues monopolizando la mass
media nacional, y aprovechándose de la decadencia intelectual y moral que nos
asola.